España es un país cuanto menos peculiar en muchos sentidos. Por nuestra localización, por haber tenido presencia de tantas culturas diferentes, por encontrar en nosotros un pasado glorioso y un presente casi siempre insatisfactorio… Hemos pasado por tanto que ahora España trata de quitarse de encima los fantasmas de antaño y renacer como una verdadera potencia. Sin embargo, en nuestro intento por compararnos con los demás países europeos, por ejemplo, caemos en la trampa de querer ser nórdicos sin entender que ser mediterráneos es la verdadera bendición. Que la forma de vivir, de trabajar y de ser en España es muy diferente a la de otros países, y eso también debe ser tenido en cuenta. Para bien y para mal, los españoles somos como somos, y va en nuestro ADN cultural el buscar siempre la buena vida, el placer y la satisfacción. No por nada somos, con diferencia, el país de Europa donde más servicios de sexo profesional se contratan.
Ser líderes en prostitución en un continente donde hay países que la tienen regularizada, aunque no sea nuestro caso, ya deja bien a las claras cómo funciona España. En este país se han cerrado más tratos y negocios en prostíbulos que en restaurantes caros o convenciones. Y es que hemos naturalizado desde siempre el trabajo de las prostitutas, aunque a día de hoy siga siendo alegal. La situación de la prostitución en España es sin duda extraña, aunque es similar a la de otros países europeos. El debate está abierto y son muchos los que abogan por prohibir tajantemente estos servicios y perseguirlos con todo el peso de la ley. Otros, por su parte, prefieren buscar una regularización de la situación, de cara a mejorar las condiciones de las mujeres que quieran llevar a cabo estos servicios de manera voluntaria. Mientras el debate sigue en la calle y en el Congreso, la prostitución se mantiene como un sector inamovible, por muy marginal que sea. De hecho, llama la atención que en los últimos años se hayan vuelto a dar muchos casos de prostíbulos de lujo clandestinos ubicados en chalets, fincas y masías, a las afueras de las ciudades. Lugares perfectos para este tipo de reuniones en las que la discreción es lo más importante.
Lugares lujosos y muy discretos
Lo que se busca en un prostíbulo clandestino es que tenga un acceso relativamente sencillo, pero a la vez, esté apartado de miradas indiscretas. Los pisos de citas en las ciudades son cada vez más comunes, pero es cierto que cuesta pasar desapercibidos en lugares con tantos vecinos alrededor. Es por eso que muchos prostíbulos se han trasladado a las afueras de las ciudades, a lugares que están lejos de los grandes núcleos. La ventaja no es solo para evitar a los vecinos, sino también la discreción y una mayor sensación de tranquilidad en estos sitios. Los chalets que se suelen utilizar para este fin son reformados con todo el lujo posible, y disponen de habitaciones grandes, usualmente con jacuzzi, para que los encuentros sean perfectos.
De hecho, es también muy común que las chicas trabajen y vivan en el propio chalet, que cuenta con todo lo necesario para la vida cotidiana. Estos espacios se encuentran relativamente cerca de las ciudades, a unos diez o quince minutos en coche. Permiten un acceso sencillo y un buen aparcamiento, y son tremendamente discretos, porque nadie tiene por qué saber qué es lo que está ocurriendo dentro. En ocasiones, estos chalets se alquilan completos por un grupo de hombres, ya sea para hacer negocios, para una despedida de soltero o cualquier otro evento especial. Tienes un lugar para quedarte, celebrar y dormir, y además cuentas con los servicios extra de esas chicas que saben muy bien cómo tratar a sus invitados.
De las haciendas a las masías
Las construcciones de este tipo son muy habituales en España. En toda Europa, en realidad, ya que siempre ha habido zonas más rurales, a las afueras de las ciudades, ocupadas comúnmente por las propias familias ricas como casas de campo. Sin embargo, nuestro país, por lo amplio y diverso que es, cuenta con un catálogo de casas de campo tan diferente y espectacular que parece imposible que pertenezcan al mismo territorio. Una masía catalana tiene poco que ver con un chalet ultramoderno de Madrid, aunque algo más con los pazos gallegos o las haciendas andaluzas y manchegas. Eran casas de labranza que en las últimas décadas se han reconvertido en lugares perfectos para darse un respiro en medio de la naturaleza. Rústicos por fuera, lujosos por dentro, y con todo tipo de detalles que empujan a perderse en ellos.
Cada zona, cada región, tiene un tipo de casa rural diferente, aunque es cierto que casi todas cuentan con ese ambiente rústico de la piedra y la madera como principales componentes. Hay chalets ubicados a las afueras de las propias ciudades que no llegan a ser rurales, y entrarían más bien en la propia concepción de la urbanización. Suelen ser más pequeños pero también cuentan con mucho arraigo en el mundo de la prostitución, al estar más cerca de los núcleos poblacionales. La arquitectura y el diseño en estos locales también suele ser algo más moderno, y en muchos casos se mantiene el estilo minimalista tan en boga en esta época. Hay chalets que llevan funcionando como prostíbulos desde hace décadas y aunque se han modernizado y renovado, mantienen cierta esencia que los hace diferentes al resto. De hecho, muchos de estos chalets han visto pasar a diferentes generaciones de padres, hijos y abuelos de una misma familia.
La prostitución en España
España es un país en el que la prostitución está muy normalizada. Los datos de la ONU, ofrecido ya hace unos años, no han debido cambiar demasiado en este tiempo. Somos el país con mayor índice de prostitución de Europa, casi doblando al siguiente, y estamos entre los tres países del mundo donde más sexo de pago se consume. Es una realidad que para muchos supone un problema evidente, y para otros algo lógico que debería ser regularizado. El debate está sobre la mesa, pero es cierto que supone uno de los puntos más peliagudos en ideologías como el feminismo, por ejemplo. ¿Es toda la prostitución explotación sexual? ¿Puede una chica joven dedicarse a la prostitución por propia voluntad y ganar dinero legalmente de esta manera?
Son muchas las preguntas que surgen, y como siempre, tratamos de compararnos con otros países. En Europa hay dos corrientes bien claras al respecto. La primera, la de la regularización y legalización de la prostitución, seguida por naciones como Austria, Alemania o Países Bajos. En estos lugares, las prostitutas son libres de poder llevar a cabo sus servicios, eso sí, de forma autónoma e independiente, sin que nadie más que ellas se lucre por eso. Deben pasar controles sanitarios y estar registradas en un censo para su control habitual. La otra vertiente, la abolicionista, está destacada en Francia y los países escandinavos. Se aboga por la persecución de la explotación sexual y de cualquier servicio de esta índole, aunque eso signifique también ir en contra de las propias chicas que, en muchas ocasiones, solo buscan sobrevivir con estos trabajos. España está ante un momento importante en esta discusión, pero es imposible saber hacia qué lado acabará cayendo la moneda.